Prejuiciosamente, en el pasado se tendía a asociar los videojuegos con influencias negativas para el público infantil, al representar distracciones que podrían reemplazar responsabilidades, como estudiar.
No obstante, la ciencia se ha dedicado a estudiar esta influencia en los niños, demostrando que tal influencia no es necesariamente mala. Un estudio de casi 2000 participantes reveló que los niños que dijeron jugar videojuegos durante tres horas al día o más, se desempeñaron mejor en las pruebas de habilidades cognitivas relacionadas con el control de los impulsos y la memoria de trabajo, frente a los niños que declararon que nunca habían jugado videojuegos.
Estudio exploró la influencia en el desarrollo cognitivo de los videojuegos en niños
“Este estudio se suma a nuestra creciente comprensión de las asociaciones entre jugar videojuegos y el desarrollo del cerebro”, dijo la directora del Instituto Nacional de Abso de Drogas de Estados Unidos, la doctora Nora Volkow. “Numerosos estudios han relacionado los videojuegos con problemas de comportamiento y salud mental. Este estudio sugiere que los beneficios cognitivos también pueden estar asociados con este pasatiempo popular, que merecen una mayor investigación», afirmó.
A pesar de que varios estudios han investigado la relación entre los videojuegos y el comportamiento cognitivo, los mecanismos neurobiológicos subyacentes a las asociaciones no se conocen bien. Sólo muy pocos de estudios de neuroimagen han abordado este tema, y los tamaños de muestra para esos estudios han sido pequeños, con menos de 80 participantes.
Para abordar esta brecha en la investigación, los científicos de la Universidad de Vermont, Burlington, analizaron los datos obtenidos cuando los niños ingresaron al Estudio ABCD a las edades de 9 y 10 años. El equipo de investigación examinó datos de encuestas, cognitivos y de imágenes cerebrales de casi 2,000 participantes dentro de la cohorte de estudio más grande.
Los investigadores epararon a estos niños en dos grupos, los que informaron no jugar videojuegos en absoluto y los que informaron jugar videojuegos durante tres horas al día o más. Se seleccionó este umbral porque supera las pautas de tiempo de pantalla de la Academia Estadounidense de Pediatría, institución que recomienda que el tiempo de videojuegos se limite a una o dos horas por día para los niños mayores.
Para cada grupo de análisis, los investigadores evaluaron el desempeño de los niños en dos tareas que reflejaban su capacidad para controlar el comportamiento impulsivo y memorizar información, así como la actividad cerebral de los niños mientras realizaban las tareas.
El equipo de investigación detectó que los niños que dijeron jugar videojuegos durante tres o más horas al día eran más rápidos y precisos en ambas tareas cognitivas que los que nunca jugaban. También observaron que las diferencias en la función cognitiva observadas entre los dos grupos iban acompañadas de diferencias en la actividad cerebral.
Al realizar análisis de imágenes cerebrales de resonancia magnética, el equipo encontró que los niños que jugaban videojuegos durante tres o más horas por día mostraban una mayor actividad cerebral en regiones del cerebro asociadas con la atención y la memoria que aquellos que nunca jugaban. Paralelamente, aquellos niños que jugaron al menos tres horas de videojuegos por día, mostraron más actividad cerebral en las regiones cerebrales frontales que están asociadas con tareas cognitivamente más exigentes y menos actividad cerebral en las regiones cerebrales relacionadas con la visión.
Analizando todos estos patrones, los investigadores estimaron que las diferencias detectadas pueden provenir de la práctica de tareas relacionadas con el control de los impulsos y la memoria mientras se juegan videojuegos, que pueden ser cognitivamente exigentes, y que estos cambios pueden conducir a un mejor desempeño en tareas relacionadas. Además, la actividad comparativamente baja en las áreas visuales entre los niños que informaron jugar videojuegos, puede reflejar que esta área del cerebro puede volverse más eficiente en el procesamiento visual como resultado de la práctica repetida a través de los videojuegos.
Si bien estudios anteriores informaron asociaciones entre los videojuegos y el aumento de la depresión, la violencia y el comportamiento agresivo, este estudio no encontró que ese fuera el caso. Aunque los niños que informaron jugar videojuegos durante tres o más horas al día tendían a informar mayores problemas de salud mental y de comportamiento en comparación con los niños que no jugaban videojuegos, los investigadores encontraron que esta asociación no era estadísticamente significativa.
Además, los investigadores enfatizan que este estudio transversal no permite análisis de causa y efecto, y que podría ser que los niños que son buenos en este tipo de tareas cognitivas elijan jugar videojuegos. Los autores también enfatizan que sus hallazgos no significan que los niños deban pasar tiempo ilimitado en sus ordenadores, teléfonos móviles o televisores, y que los resultados probablemente dependan en gran medida de las actividades específicas en las que participan los niños. Por ejemplo, plantean la hipótesis de que el género específico de los videojuegos, como los de acción y aventura, resolución de acertijos, deportes o juegos de disparos, pueden tener diferentes efectos para el desarrollo neurocognitivo, y el estudio no evaluó este nivel de especificidad en el tipo de videojuego jugado.